No podemos hablar de gastronomía sin hablar del sudoeste. Una cocina regional llena de generosidad de la gente de aquí. Una cocina de olores y aromas. Una cocina cultural donde la «grasa» permite a las papilas abrir el camino a los sentidos. Lo primero que se deleitan son los ojos con el color de nuestros productos, después la nariz inhala y respira nuestra identidad culinaria. Aquí escuchamos su plato y todo lo que nos diga del bienestar en nuestras vidas. Luego abrimos la boca… y a partir de ahí se construyen sus recuerdos de aquí.